http://la-suerte-nunca-se-olvida.travelmap.net/photos/larrivee-a-ushuaia-la-llegada-a-ushuaia

Une de nos premières péripéties du voyage (du moins une des plus importantes). Nous voilà donc le 20 janvier, jour de notre départ de Buenos Aires pour les terres australes et ainsi rejoindre la première association qui est sensée nous accueillir. Sagement et en tant que mochileros organisés, nous partons pour l’aéroport avec deux heures d’avance (sachant que pour essayer d’avoir un vol le plus low cost possible, nous décollons à 4h30 du matin). Après quelques micro-siestes, un trajet en taxi avec un chauffeur barré sautant de sujet en sujet (mettant à l’épreuve ma compréhension du castillan), nous voici à l’aéroport de Buenos Aires, calés sur la table d’un bar déserté de tout service nocturne. Après quelques soucis avec l’enregistrement automatique, à notre grande surprise, et pas une des meilleures, je me rends compte que lors de l’achat du billet, je n’ai pas rentré la date du 20/01/16 mais celles du 20/10/15. Nous voici alors au milieu de la nuit, sans logement puisque nous avons laissé les clés de l’appartement d’Andres à l’intérieur en claquant la porte, en possession de billets d’avion datant de 4 mois auparavant, sans moyen d’aller à Ushuaia, ni même de prévenir l’association de nos soucis. Aux situations problématiques il y a toujours une solution, alors nous voici en train de zigzaguer entre les sites de réservations de vols, et les guichets de vente de billets de l’aéroport, en galérant avec les taxes de douanes nationales pour touristes étrangers et les prix qui ne correspondent pas. Bref nous voici à choisir un vol pour 9h du matin sur internet en paiement en ligne par Paypal. Seulement le paiement reste bloqué en l’attente de la confirmation de la compagnie aérienne, et le temps passe. Le vol approchant, et face à l’incapacité des hôtesses de guichet à nous aider, nous décidons d’appeler un numéro de la compagnie pour qu’ils fassent avancer un peu les choses en débloquant le paiement, ou en nous enregistrant. Il nous a fallu 38 minutes pour que le mec de l’autre côté de la ligne, qui n’avait jamais entendu parlé de Paypal, et qui avait l’air complètement dépassé par la situation, arrive à comprendre notre problème. Etant donné que de son côté, il ne savait pas comment débloquer le paiement, il annula, après avoir insisté durant quelques minutes, la réservation de notre vol. Il a même fallu qu’on lui dicte ce qu’il devait écrire dans le mail de confirmation de l’annulation que nous lui avions demandé (nous méfiant des transactions téléphoniques). Bref, en vue des prix des autres vols, nous décidons de prendre un vol avec une autre compagnie, directement en guichet, pour le lendemain. Je vous passe les galères de cartes bleues qui ne marchent pas, de change de pesos, bref nous voilà partie pour une aventure de 28 heures dans les aéroport (et oui car notre vol est dans l’autre aéroport de Buenos Aires, pas très drôle sinon). Une fois que tout ceci fut réglé, la nuit blanche se faisant sentir, les missions se succèdent entre la recherche d’un coin tranquille pour poser les matelas et dormir un peu (bien que la grève du personnel de l’aéroport écourtât un peu notre repos), tout en pouvant recharger les appareils électroniques, et éviter d’être dans le passage des voyageurs. Petite mission ravitaillement nourriture avec une bonne heure de marche pour trouver un supermarché (au moins c’était une partie de Buenos Aires que je ne connaissais pas… pas la meilleure d’ailleurs). Mission changement d’aéroport, dont la navette gratuite pour les voyageurs en transit, et particulièrement la confusion des filles qui s’occupaient de l’encaissement, nous a permis de faire quelques économies. La nuit suivante dans l’aéroport fut plutôt confortable, à partir du moment où l’on arrive à se trouver un petit coin au calme pour poser son matelas tout en restant loin de la population qui peuple les files des divers enregistrements, peu importe l’heure de la nuit, c’est bien dans les aéroports que la notion du temps se perd. Finalement cette drôle de journée à l’aéroport était assez confortable grâce à l’air climatisé qui nous a permis de nous évader un peu de la chaleur de Buenos Aires, aux jeux de sociétés qui nous ont occupé une bonne partie du temps, ainsi qu’aux innombrables encas et siestes qui ont rendu l’attente divertissante. Après un petit vol traversant du nord au sud l’Argentine, les pics des montagnes de la cordillère nous accueil pour se poser sur ce minuscule aéroport d’Ushuaia, installé sur une petite presqu’île au sud de la ville. Nous posons, avec 30 heures de retard, le pied dans une des parties les plus au sud du monde.

Aquí va una de nuestras primeras anécdotas del viaje (al menos una de las más importantes): Para situarnos, 20 de enero, el día de nuestra salida de Buenos Aires para viajar hasta las tierras más australes del mundo y para unirnos a la primera asociación con la que vamos a colaborar. Sabiamente y como mochileros organizados, salimos hacia el aeropuerto con dos horas de antelación (dato importante: para que nuestro vuelo fuera lo mas low cost posible, despegábamos a las 4:30 de la mañana). Después de algunas micro-siestas, de soportar el sueño como buenamente podíamos y de un trayecto en taxi con un conductor loco que pasa de tema de conversación en tema de conversación (poniendo a prueba el castellano de Rémi), llegamos al aeropuerto y nos instalamos en una mesa de un bar cerrado. Una vez que nos damos cuenta de que tenemos un problema con el check-in automático, para nuestra gran sorpresa, y no una de las mejores, Rémi se da cuenta de que la fecha del billete no es 20/01/16 sino 20/10/15. Así nos encontramos en plena noche, sin alojamiento, porque dejamos las llaves del piso de Andrés a dentro, con billetes de avión para volar 4 meses antes, sin ningún medio para ir hasta Ushuaia, y además sin poder avisar la asociación. Aunque para grandes problemas, grandes soluciones, así que nos pusimos a zigzaguear entre las diferentes páginas de compañías aéreas y los mostradores de venta de billete en el aeropuerto, con problemas con las tasas de aduanas nacional para los turistas extranjeros y los precios que no encajan. En fin, al final nos decidimos por un vuelo 4 horas más tarde, a las 9 de la mañana, que pagamos en línea a través de Paypal. El problema fue que el pago quedo bloqueado, esperando una confirmación de compra de la compañía aérea, mientras que el tiempo pasaba y cada vez quedaba menos para la salida del vuelo. La hora del despegue se acercaba y nosotros seguíamos sin confirmación alguna así que, frente a la ineptitud de la mujer en el mostrador de la compañía, decidimos llamar al número de atención al cliente para ver si desde ahí podían hacer avanzar algo las cosas, desbloqueando el pago. Estuvimos 38 minutos al teléfono para que el tío al otro lado de la línea, que nunca en su vida había escuchado hablar de Paypal, y que tenía pinta de estar superado por la situación, consigue entender nuestro problema. El caso es que al final de su lado, él no sabía cómo desbloquear el pago así que, después de insistirle durante varios minutos, anula la reserva. Incluso necesito que le dictásemos, casi palabra por palabra, qué era lo que tenía que escribir en un mail que nos envió confirmándonos la cancelación (porque las palabras se las lleva el viento y queríamos una confirmación por escrito que justificase que la compra estaba anulada). En fin, después de toda la movida, decidimos comprar un vuelo con otra compañía diferente que salía al día siguiente. Dejando de lado los problemas que tuvimos para pagar entre las tarjetas de crédito que no funcionaban y los cambios de euros a pesos, ahí estábamos nosotros con 28h de aeropuertos por delante (porque si, para hacerlo más divertido aun, nuestro vuelo salía de otro aeropuerto diferente, mucho más lejos de la ciudad.
Una vez que todos estos trámites quedaron solucionados, empezamos a sentir toda la noche sin dormir que veníamos de pasar y empezamos a centrarnos en lo segundo más importante, encontrar un hueco donde echar una cabezada. Cuando encontramos un pequeño hueco tranquilo, donde poder además cargar los aparatos electrónicos allí desplegamos los cochones y nos echamos a dormir. Eso sí, para hacerlo más entretenido, en el mejor momento del sueño, una buena manifestación dentro del aeropuerto de los empleados que se quejaban de los despidos dentro de una de las empresas. Pequeña misión para Rémi para ir a buscar comida que no salga por un ojo de la cara que consiste en ir hasta el supermercado mas cercano (una hora caminando) y cambio de aeropuerto. Y buena sorpresa al saber que, gracias a un malentendendido, chanchullo, que éramos un caso un poco excepcional o llámalo como quieras, el bus nos sale gratis. La noche en el aeropuerto fue más bien confortable una vez que conseguimos encontrar un sitio para dormir tranquilo y lejos de toda la gente que hace cola delante de las diferentes puertas de embarque. Al final, esta pequeña aventura en el aeropuerto fue bastante divertida y cómoda gracias al aire acondicionado que nos hizo olvidar el calor de Buenos Aires, a los juegos de mesa, a las siestas que nos pegamos y a todo lo que comimos durante esas 28 horas. Después de un pequeño vuelo para atravesar de norte a sur toda Argentina, las cumbres de las montañas nos acogen y nos dan la bienvenida justo antes de aterrizar en el minúsculo aeropuerto de Ushuaia, en una pequeña península al sur de la ciudad (merece la pena buscar alguna foto por internet para ver hasta qué punto parece de juguete). Finalmente, y con 30 horas de retraso, conseguimos posar nuestros pies en una de las partes mas al sur del mundo.