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Ah Calafate ! douces baies sucrées dont le dicton dit que « qui y a gouté reviens toujours ». Mais ce nom évoquera toujours la convivialité que nous avons pu trouver là-bas. Après 24h de trajet en stop pour quitter la terre de feu (argentine et chilienne), nous arrivons chez Guille, bon ami d’Andres, qui joue le rôle d’hôte. En voilà une belle rencontre ! Guille est l’homme avec qui nous ne pouvons que nous sentir à l’aise. En effet, c’est un rescapé de l’aventure « thèse de biologie » et un aventurier avant tout. De nombreux centres d’intérêts communs qui nous ont fait sentir comme chez un ami très rapidement. Dès le lendemain de notre arrivé, Guille nous accompagne jusqu’au fameux glacier Perito Moreno, une des richesses du parc national « Los Glaciares », ni le plus grand, ni le plus imposant, mais un des glaciers qui avance le plus vite et dont les énormes blocs de glaces plongent très fréquemment dans le lac, offrant un spectacle époustouflant au nombreux touristes qu’accueil le site. Ce fut la première fois pour moi que je vis des icebergs, et ce fut donc l’occasion d’en ramener un morceau à la maison, idéal pour rafraichir un bon Fernet. Un des points insolites de cette partie du voyage était la cuisine internationale que l’on a pu concocter avec Guille, amateur de bonne saveurs. Enfin un bon café, qui manquait tellement à Andrea, et le plus amusant et que pour notre premier vrai café turc, nous le goutions en Patagonie. Nous avons donc pu profiter d’une fondue suisse, de sushi, d’enpanadas, de spécialités normandes et même asturiennes, le tout fait maison. Avec tout ça, on ne pensait rester que 2 ou 3 jours, et finalement ce fut 8 jours. Bref quand on est aussi bien accueilli par les locaux, on a la chance de pouvoir découvrir les petits recoins perdus et pleins de charmes, comme le canyon et les bords du lac argentino, en partageant un mate, c’est toute la beauté du voyage. Tout comme partagé un peu de vie de voisinage avec Patricia, pleine d’énergie, et sa chienne obsédée par la moindre chose qu’on peut lui lancer (et obsédé c’est faible). Nous voici rempli de bons conseils pour continuer notre voyage et sans aucuns doutes de valeur sure. Un grand merci à Guille pour son hospitalité grandiose, son lit, sa bonne humeur et pour nous avoir accueilli comme des rois, si nous n’avons manqué de rien ici, c’est grâce à lui et à sa chienne India.

Ah Calafate! Dulces ballas que crecen silvestres el borde del camino, y además dice el refrán que “quien las prueba, vuelve”. Pero además de rememorar los atracones que nos dimos, ese nombre nos hara siempre pensar en la hospitalidad que nos encontramos en esta ciudad. Después de 24h de trayecto, pasando por Rio Gallegos, para dejar atrás la Tierra del Fuego (argentina y chilena), llegamos a casa de Guille, un buen amigo de Andrés que fue nuestro anfitrión, que suerte de encuentro! Guille es el chico con el que nos sentimos genial desde el primer momento, aunque ni siquiera lo conocíamos de antes. Otro que también ha hecho una tesis de biología y es que ante todo a este chico le gustan las aventuras. Y partiendo de ese punto en común, las aventuras y los viajes, encontramos enseguida muchas cosas que nos unian y en pocas horas nos sentimos como en casa de cualquier amigo de toda la vida. Al dia siguiente de nuestra llagada nos llevo hasta el famoso glaciar Perito Moreno, una de las maravillas mas lindas del parque nacional “Los Glaciares”. No es el mas grande del parque, pero para mi es uno de los impresionantes que jamas haya visto. El glaciar avanza muy rápido asi que muy amenudo, para la sorpresa y asombro de todos los turistas presentes, hay grandes bloques de hielo que se desprenden y van a para al lago que alimenta. Una de las primeras veces que veíamos icebers, asi que fue una buena ocasión para llevarse un pedacito a casa, idea para refrescar un buen Fernet, la bebida de los argentinos (después del mate, obviamente). Uno de los mejores puntos de esta escala en nuestro viaje fueron las dotes culinarias de nuestro anfitrión y todos los platos internacionales que pudimos preparar y desgustar después con Guille. Al fin un buen café que tanto había hechado de menos! En Ushuaia conoci por primera vez lo que es tomar café que viene envasado en saquitos de té, y la experiencia no fue especialmente buena, y esto nada tenia que ver. Fue de hecho nuestro primer verdadero café turco, que probamos en Patagonia preparado por un gran aficionado y fan de la cultura árabe. Pero no fue lo único rico aue pudimos disfrutar: una fundue suiza, sushi, empanadas, tartas y alguna que otra especialidad asturiana y normarnda para rematar después de todo el hambre que habíamos pasado en Ushuaia, notese la ironia. La verdad es que en principio solo teníamos previsto quedarnos dos o tres días, pero con todo esto terminamos pasando ocho. En fin, cuando los locales nos acogen tan bien, tenemos la suerte de descubrir los pequeños rincones que merecen la pena, y todo esto compartiendo un mate (o varios) lo ultimo que nos apetece es irnos. Ademas del ambiente vecinal que tienen en el barrio, ya que pasamos algunos momentos geniales con Patricia y su energía interminable. Por no hablar de la compañía perruna que tuvimos esos días! Asi que asi seguimos llenos de buenos consejos para continuar con el viaje. Un inmenso gracias para Guille, que mientras estuvimos bajo tu techo no pudimos decírtelo lo suficiente, por tu gran acogida, por tu buen humor, por compartir todas tus recetas, anecdotas y experiencias con nosotros y por tu cama también! Gracias por los buenos momentos que nos habéis regalado India y tu, hasta la próxima amigo!